Casting para Alice Longbottom

Alice L.

Otro día en Hogwarts. Sí, Hogwarts, esta prestigiosa escuela de el mundo de los magos, la cual todo la conocen por ser segura. O segura en su contexto. Ellos no sabían lo que yo y muchos otros estudiantes intuíamos. Algo malo, muy malo, pasaría allí. O aún peor, estaba pasando.
Por mala suerte desperté con todos esos pensamientos en mi constantemente activo cerebro. No pude disfrutar ni el olor a libros viejos que provenía de mi baúl, ni el sonido de las lechuzas, el cual a mi tanto me gustaba. Todas esas historias, o mitos, o historias que los magos creen que son mitos, rondaban en mi cabeza tal como un muggle perdido en el mundo mágico. Sin respuesta alguna, ni siquiera podía sostener un argumento fuerte como para hacer una pregunta digna de ser respondida. Y aún no abría los ojos del cansancio que me había dejado haber estado estudiando pociones hasta tarde. Esa materia me molestaba mucho. Era la única que por más que estudiara no podía aprobar con más de lo necesario. Tenía que conformarme con lo mínimo, y eso no me gustaba. Quería tener notas altas para triunfar en mi futuro y solo por pociones no podía. De todos modos nunca pensé en ser algo relacionado con ello. Y con este último pensamiento, luego de un largo tiempo dando vueltas por mi cama, me levanté, algo somnolienta. Me preparé lo suficiente para poder bajar a hacer... algo que ni yo sabía que sería. Raro de mi parte, que siempre estaba decidida y dispuesta a estar todo el día haciendo cosas. Divisé el corredor para ver si había alguien, y no, no lo había. O eso sentía ya que no podía prestar demasiada atención. Y en ese instante fue cuando recordé que debía permanecer en mi habitación escribiendo un informe para herbología, donde me debía esforzar mucho debido a que mi padre daba esa clase. Rezongué en mi camino de vuelta hacia mi habitación hasta que apareció el celador de la escuela. Callé mis insultos para volver a la habitación sin ningún castigo. Me escondí detrás de una columna y dejé soltar un suspiro cuando lo vi irse. Corrí a mi habitación y me encerré otra vez en mi cuarto, dando un corto vistazo hacia la ventana, donde se veía a través del vidrio el jardín. Me acerqué más y logré ver a un chico echándole algunos productos de limpieza muggle a un lago. Reí al ver que era Fred, mi novio. Mi infantil y algo irritante novio, pero que lo amaba incondicionalmente. Tenía que cambiar, eso quería yo. Aunque creo que en el fondo aún quería que siga siendo así. Olvidé por completo mi informe de herbología y mis libros de pociones. Corrí hacia el jardín sin tomar precaución de que alguien viera a la muy educada y discreta Alice corriendo por el colegio. No, esa vez no me importó. Corrí hasta llegar a Fred y lo abrazé por detrás.

- Soy un mounstro y te comeré - Grité alargando la "é", sin soltarlo por más de que el intente salir. Esos eran unos de los pocos momentos en los cuales podía ser una niña, y creo que eran los que estimulaban a Fred para seguir siendo como era.