Casting para Lucy A. Weasley

Un día como otro cualquiera / Por la tarde / Sala común de Gryffindor.

Accedí a la sala común y el retrato de la dama gorda volvió a su lugar. Ni siquiera había dado mi primer paso cuando ya me estaban llamando y haciendo señas para que me acercase, y no hizo ni falta girar la cabeza para saber de quiénes se trataban. Chelsea, Lily y Hugo; mis mejores amigos. Me abrí paso entre todos los estudiantes que abarrotaban la estancia y finalmente alcancé la otra punta de la sala, sentándome junto a ellos en uno de los sillones. Rápidamente entablamos una amena conversación sobre la clase de Transformaciones de aquella mañana, en la que había tenido lugar una discusión Gryffindor contra Slytherin bastante fuerte, que además había restado una buena cantidad de puntos a ambas casas.

- ¿Dónde estabas? –La pregunta me pilló desprevenida.- Te estuvimos buscando, pero no vimos ni rastro de ti –Miré a Lily, miré a Chelsea y por último a Hugo. La curiosidad y picardía se adivinaba en sus ojos y estaba claro que algo suponían, por lo que no pude evitar el tenue rubor que coloreó mis mejillas de rojo.
- Digamos que después de lo de esta mañana tenía que tomarme la revancha por mi mano. Se me ocurrió que podría gastar una broma a los Slytherins y el asunto no me salió tan bien como yo había planeado, pero tengo que admitir que se ven muy divertidos todos cubiertos de pintura rosa –Sonreí ampliamente al decir aquello, la verdad era que habían estado para echarles una foto.

- ¿Y? –Me alentaron, intuyendo que la cosa no acababa ahí.
- Molly me vio. Discutimos, nos gritamos de todo y... –En ese punto desvié la vista para mirar por la ventana hacia los terrenos- Después de que se fuese me encontré a Alec Konstantinov, estuvimos hablando unos minutos… –Finalicé esperando que no hiciesen más preguntas, aunque sabía que no tendría esa suerte.
En realidad, ni siquiera estaba segura de lo que sentía por el Slytherin en cuestión. Ni lo sabía ni me atrevía a admitirlo en voz alta, sobre todo porque pensaba que era imposible que él sintiese algo por mí. No podía ser, ¿o sí? Sacudí la cabeza en señal de negación y me dispuse a cambiar hábilmente de tema, ignorando las miradas cómplices que compartieron Lily y Chelsea.

Es mejor pedir perdón que permiso.

Creado porJessen